23 febrero, 2009

Nouvelle Vague

No creo poder nombrar todas las películas que he visto, malas, aburridas, algunas mas lentas que otras, entretenidas e incluso en los idiomas que jamás creí escuchar. No está de mas tener en cuenta una que otra obsoleta corriente cinematográfica de las cuales muchos títulos actuales son deudoras. Hace meses me rayé con el Nouvelle Vague. Si, el clan Godard, Truffaut, Chabrol y otros franchutes vanguardistas que marcaron una tendencia a estertores de la década de los cincuenta hasta los últimos años de los sesenta. Si, algunos me creen muy folk o demasiado criollo en todo, pero es preciso mirar hacia afuera (y décadas atrás) para ver buen cine.

El concepto fue expuesto en el diario ”L` Express” a fines de 1957, por Françoise Giroud, periodista francés, para referirse a una “Nueva Ola”, Camada, Tendencia Cinematográfica que concretaba sus propias principios a base de la experiencia como aprendices : de espectadores cinéfilos a rebeldes cinepatas. Llevando a buen puerto frescas ideas, autogestionado proyectos y protegiéndose en el carisma filial de sus pares.

Nouvelle Vague quiebra lo impuesto en la época y destruye en cierta forma el pasado. No se siente moroso de influencias creativas antecesoras ni menos sigue los cánones que el cine comercial europeo y americano por esos años dictaba. Así como el Dogma 95 danés, pero en versión menos extrema y mas creativa este grupo de guionistas y directores coincidieron en construir mundos donde la película fuera vista por sobre todas las cosas como una obra de autor, por ende el director artísticamente, debía estar por sobre cualquier otro personaje relacionado con el film, la cual tenia que emerger de él. Para ello usaban claras referencias propias, aludiendo situaciones personales, desgarradoras con una mirada irónica y autocrítica. En el marco de una sociedad convaleciente de Guerra y crisis repercutiendo así en la eterna imposibilidad de amar, el inconformismo e inseguridad de una humanidad pos consumo en ciudades a pleno desarrollo. Tópicos que recién hoy nuestro cine Latinoamericano rozan despojándose del Naturalismo recalcitrante. Pero tomemos en cuenta que el papel del Nouvelle Vague no es Doctrinario; nace bajo hambre de la originalidad, y su evolución (en manos de los mismos precursores) deriva en formulas estándares del cine Europeo.


Posee métodos casi artesanales, de unidad técnica reducida, carente de estrellas mediáticas, armados de una interpretación improvisada y habitualmente dotados de actores principiantes. Innova en las prácticas estéticas: filma con cámara en mano (“camera-stylo”) y omite todo orden narrativo. Repara en reducir lo posible los gastos para proyectar un espíritu diferente en las cintas. Sus personajes son por lo general jóvenes: inmaduros, aventureros, infieles, prófugos, viajeros y vulnerables.
Hombres-niño o mujeres solitarias, ambos de errante comportamiento. Exhiben relaciones disfuncionales. “Jules et Jim”, de François Truffaut en 1962, devela los detalles de un pseudo trío amoroso entre Jules, el mejor amigo de Jim, y la devoción que ambos comparten por Catherine otra victima de sus impulsivos deseos. O en “ A Bandè a Part” (Godard, 1964) una pareja de ladrones, mientras coquetean a una joven, la involucran en el robo de la casa donde trabaja. Si se acuerdan de la actual “The Dreamers” (2006) donde citan este film de Jean-Luc cuando los tres jóvenes corren en el Louvre.












(Arriba) La escena del Museo, llevada al color por Bertolucci en su ultima cinta: "The Dreamers" (Abajo) El cuadro original de Godard.


Sin ir mas lejos, el joven François Truffaut es convocado por la milicia gala, momento en el cual se refugia en casa de su mentor André Bazin, fundador de “Cahiers Du Cinema” (la revista “Cuadernos de Cine”) mientras escribía para tal publicación, el Gobierno lo declaró prófugo y ordenó su captura e incorporación a las tropas. Clara evidencia del fehaciente deseo de vivir en libertad fructífera, ansias de espontaneidad, estilo que proyecta el fenómeno cinematográfico Nouvelle Vague.


Se habla de “cine de Autor” ya que el director filma como escribe y su voluntad juzga lo que las butacas ven. Expone parajes urbanos, de preferencia exteriores. La trama se desenvuelve en movimiento y las pausas y silencios, si bien decrecen en oposición al “cine intelectual imperante”, tienden a ser mas intensas y menos gratuitas. Sin embargo La Nueva Ola también favorece los diálogos de 4 paredes: “Al filo de la escapada” (“Breathless” o para los mas puristas: “À bout de souffle” de Godard, 1960) los cuadros mas notorios son; o en una cama, o en una habitación de hotel, intimidad netamente carnal o filial, a veces en algún bar, café o en cine. Logros que, tiempo mas tarde su contemporáneo Truffaut los llevaría a un plano mas comercial y a color en “Domicilie Conjugal”.

La técnica de Godard era innovadora. Prescindía de argumento omitiendo el orden lógico y daba sensación de realidad fragmentada fue, junto a otros ciento cincuenta directores, protagonistas de un fenómeno que se alimentaba de si mismo. Esta ruptura venia acompañada de preceptos políticos radicales y su mirada contestataria hacia el oficialismo galo. Eterno negador de sus influencias, nunca compartió los patrones de Hollywood. Desde mediados de los 60 hasta 1968, Jean Luc Godard continuó creando cintas que solo le gustasen a el, sin miramientos en lo rentable que ellas le fuesen. De este modo se ganó el respeto de las masas y los críticos. Fue hasta que se dejó llevar por sus ideas de extrema izquierda y comenzó a filmar panfletos propagandísticos, la estrella del realizador se apagó, al menos en cuanto a su carrera como gestor de la “Nouvelle Vague”. Es así como dicha corriente agoniza al unísono con la sexta década del siglo pasado.