Posee métodos casi artesanales, de unidad técnica reducida, carente de estrellas mediáticas, armados de una interpretación improvisada y habitualmente dotados de actores principiantes. Innova en las prácticas estéticas: filma con cámara en mano (“camera-stylo”) y omite todo orden narrativo. Repara en reducir lo posible los gastos para proyectar un espíritu diferente en las cintas. Sus personajes son por lo general jóvenes: inmaduros, aventureros, infieles, prófugos, viajeros y vulnerables. Hombres-niño o mujeres solitarias, ambos de errante comportamiento. Exhiben relaciones disfuncionales. “Jules et Jim”, de François Truffaut en 1962, devela los detalles de un pseudo trío amoroso entre Jules, el mejor amigo de Jim, y la devoción que ambos comparten por Catherine otra victima de sus impulsivos deseos. O en “ A Bandè a Part” (Godard, 1964) una pareja de ladrones, mientras coquetean a una joven, la involucran en el robo de la casa donde trabaja. Si se acuerdan de la actual “The Dreamers” (2006) donde citan este film de Jean-Luc cuando los tres jóvenes corren en el Louvre.
(Arriba) La escena del Museo, llevada al color por Bertolucci en su ultima cinta: "The Dreamers" (Abajo) El cuadro original de Godard.
Sin ir mas lejos, el joven François Truffaut es convocado por la milicia gala, momento en el cual se refugia en casa de su mentor André Bazin, fundador de “Cahiers Du Cinema” (la revista “Cuadernos de Cine”) mientras escribía para tal publicación, el Gobierno lo declaró prófugo y ordenó su captura e incorporación a las tropas. Clara evidencia del fehaciente deseo de vivir en libertad fructífera, ansias de espontaneidad, estilo que proyecta el fenómeno cinematográfico Nouvelle Vague.
Se habla de “cine de Autor” ya que el director filma como escribe y su voluntad juzga lo que las butacas ven. Expone parajes urbanos, de preferencia exteriores. La trama se desenvuelve en movimiento y las pausas y silencios, si bien decrecen en oposición al “cine intelectual imperante”, tienden a ser mas intensas y menos gratuitas. Sin embargo “
La técnica de Godard era innovadora. Prescindía de argumento omitiendo el orden lógico y daba sensación de realidad fragmentada fue, junto a otros ciento cincuenta directores, protagonistas de un fenómeno que se alimentaba de si mismo. Esta ruptura venia acompañada de preceptos políticos radicales y su mirada contestataria hacia el oficialismo galo. Eterno negador de sus influencias, nunca compartió los patrones de Hollywood. Desde mediados de los 60 hasta 1968, Jean Luc Godard continuó creando cintas que solo le gustasen a el, sin miramientos en lo rentable que ellas le fuesen. De este modo se ganó el respeto de las masas y los críticos. Fue hasta que se dejó llevar por sus ideas de extrema izquierda y comenzó a filmar panfletos propagandísticos, la estrella del realizador se apagó, al menos en cuanto a su carrera como gestor de la “Nouvelle Vague”. Es así como dicha corriente agoniza al unísono con la sexta década del siglo pasado.